Bienvenidos.


Quiero darles la bienvenida a este nuevo lugar que se convertirá en otra ventana abierta a la Esperanza, en un refugio para los perseguidos y en una casa abandonada que, poco a poco, se irá habitando y dejando en cada habitación un perfume diferente, unas risas y, por qué no, alguna que otra lágrima.
Me temo que esta Nueva Casa se plagará de verdades y de susurros, asi que no teman contagiarse y disfruten de esta pequeña enfermedad, de esta pequeña locura.
Mi Bienvenida a los Poetas que un cierto día despertaron tras un embrutecedor letargo, para enfrentarse a la Jungla de las Mentiras y a los rayos de un Sol que casi no deja ver.
No niego la entrada a las Poetisas ni a las Mujeres porque, aquí, ya son Poesía.

jueves, 29 de abril de 2010

Una Mujer




Puede que sea absurdo añadir algo más a éste poema cantado, o puede que uno se quede siempre a mitad de camino cuando intenta expresar lo que ha sentido al escuchar a este poeta. Aún así, sólo podría decir que en ciertos momentos, lo importante no es la guitarra que llevas colgada para demostrar lo que eres capaz de expresar, sino que basta con una voz que asoma desde el corazón de un Gran Poeta cuando habla de ella, de Una Mujer.
Y yo, aprovecharía para dar las gracias a esa Mujer, a esa Soledad, que no es metáfora, "que se llama Soledad". Agradecería, decía, su manera de traerme a mis dominios estos versos y estos encuentros y le pediría que no dejara de hacerlo, que se aprende mucho escuchando, que se aprende mucho compartiendo...y creciendo.

viernes, 23 de abril de 2010

Acerca de Alatriste y Teresa Mendoza

Robert: Arturo. ¿Qué pasaría si Diego Alatriste entrara por las puertas del Congreso de los Diputados en mitad de un tenso debate?

D. Arturo:
Exclamaría "¡Vaya gentuza, pardiez!". Supongo.


Robert:
Arturo, Teresa me confesó que me amaba a mi mas que a tí, pero ya no está en mi cama y la echo de menos. ¿Dónde estará, ahora?

D. Arturo:
Haciendo feliz a otro. O a otra.

martes, 13 de abril de 2010

La Savia de la Hiedra

Cobijándose en el único resquicio de tierra,
no encontraba la manera de desmembrar las asperezas.
Y seguía viendo lo que, aun siendo auténtico,
se iba acorralando de quimeras.

La hiedra que recorría su balcón,
no pretendía cubrirla;
sólo buscaba el camino que la llevaría a su Luz.
Y ahí está,
demoliendo edificios ajardinados
para que las raíces nos enverdezcan su visión.

Puede que la savia más dulce amargue a los exquisitos,
pero no deja de ser vida que corre por las venas,
no deja de ser flujo inagotable, rompe puertas.
No dejará un hueco de luz vacío,
antes de que te cruces de piernas.

Y es que, a veces entre tanto sermón,
uno se olvida de lo que estamos hechos.
y nos vemos rezando al dios de los ateos
que se olvida de nosotros cuando pecamos en silencio.

Por eso y por pocas cosas más,
nos inventamos enemigos
que añoramos a falta de sangre.
Cuando, sin duda es mucho mejor
dejar de insistir en ser un -ista
para procurar ser un Hombre.


"seamos un tilín mejores
y mucho menos egositas
"

(Silvio Rodríguez)