Robert: Arturo. ¿Qué pasaría si Diego Alatriste entrara por las puertas del Congreso de los Diputados en mitad de un tenso debate?
D. Arturo: Exclamaría "¡Vaya gentuza, pardiez!". Supongo.
Robert: Arturo, Teresa me confesó que me amaba a mi mas que a tí, pero ya no está en mi cama y la echo de menos. ¿Dónde estará, ahora?
D. Arturo: Haciendo feliz a otro. O a otra.
Pase y no se prive de escuchar el susurro de la luz en los Ladrillos y en tu Memoria...
Bienvenidos.
Quiero darles la bienvenida a este nuevo lugar que se convertirá en otra ventana abierta a la Esperanza, en un refugio para los perseguidos y en una casa abandonada que, poco a poco, se irá habitando y dejando en cada habitación un perfume diferente, unas risas y, por qué no, alguna que otra lágrima.
Me temo que esta Nueva Casa se plagará de verdades y de susurros, asi que no teman contagiarse y disfruten de esta pequeña enfermedad, de esta pequeña locura.
Mi Bienvenida a los Poetas que un cierto día despertaron tras un embrutecedor letargo, para enfrentarse a la Jungla de las Mentiras y a los rayos de un Sol que casi no deja ver.
No niego la entrada a las Poetisas ni a las Mujeres porque, aquí, ya son Poesía.
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