Es cierto, los momentos más mágicos suceden en lugares menos esperados. Y sí, este también ocurrió en ese viaje de Bus entre pueblo y ciudad de a penas treinta minutos.
Se llamaba Juan el conductor (se sigue llamando, lo que pasa es que ya llegó la jubilación a su espalda y lo retiraron del oficio) y era el más querido por los viajeros.
Una tarde de Verano tomé el transporte público para ver a una amiga, compañera de batallas, de triunfos y derrotas (que lo sigue siendo) porque llevábamos tiempo sin vernos. Ahí estaba Juan con esa sonrisa y ese "vámonos amigo".
Tuve la suerte de ir sentado en la parte derecha del Bus y me dio por apoyar la cabeza en el cristal y pensar, soñar o desear. Pero la cuestión es que vi el letreto que decia : "Granada - Motril" y no pude dejar de idear una merecida huída hacia esas playas, tocar esa arena y refrescarme en ese mar. Desee con todas mis fuerzas y con un poco de locura, que el Bus no se desviara por la primera salida hacia la ciudad y que, por el contrario, siguiera adelante, haciendo caso a los carteles, cumpilendo las normas del camino.
Mi sorpresa fue mayor cuando, efectivamente, el Bus siguió adelante y no se desvió por su salida, la salida marcada por su línea de transporte. Mis ojos se abrieron como lunas llenas y pude casi sonreir porque mi locura habia surtido efecto, mi deseo se habia cumplido.
Pero claro, la gente no tenia en sus planes esa tarde, huir al mar y por ello ( muy egoístamente, sin considerar mis deseos) se pusieron a mandar alaridos de casi auxilio y protesta por la barbaridad que habia cometido el , ya no tan amigo, conductor de Bus. "¿Pero qué haces?, ¿Dónde nos llevas?, ¡se te pasó la salida!".
Juan, que efectivamente se habia equivocado, estaba charlando con su amigo del primer asiento y entre charla y charla se le fue el santo al cielo. Así que pidió disculpas a la masa que clamaba sus grilletes en forma de rutina y tomó la siguiente salida. Esto hizo que la gente se sentara, se tranquilizara y que siguiera mirando por la ventana o siguieran chismorreando sobre sus vecinos.
Cuando me bajé del Bus en mi parada, me detuve y me giré para despedirlo con mi sonrisa en la boca. Él, se me quedó mirando con otra sonrisa como diciendo: "vaya reprimenda me he llevado" . Pero yo que estaba y estoy seguro de que me leyó el pensamiento, ordenó mis deseos y se puso en marcha a ellos, lo miré como diciendo: " casi lo conseguimos".