La Traición de Wendy ( Documental )

Me veo rascando los cristales por la mañana temprano para ver que hay más allá del vaho. Enciendo la TV y lo primero que me asalta es una noticia de muerte, destrucción y bombas en algún lugar algo apartado de este Pueblo. Cuanta gana de matar, tan temprano, tiene el Mundo y yo aún sin desayunar. De todas maneras, me han dinamitado las ganas de hacerlo.

Le pongo la correa a Orión y le pido que me de un paseo mientras él hace sus menesteres en los que yo no me entrometo, si él promete no ladrar cuando pienso mirando a Sierra Nevada. Y así es, da gusto negociar con perros, ellos no ponen condiciones.

Algo más tarde descubro este documental y después de verlo me doy cuenta de que quizá uno mismo no sea tan raro, ni tan extraño. Nunca me asustó eso, pero sí me alegro cuando descubro locos cuerdos como un servidor que ha aprendido a vivir sin arrepentirse nunca por nada. Porque ya no se le puede hacer nada y porque si pudiese volver a mis inicios, volvería a empezar haciendo las mismas cosas que hice para convertirme otra vez en quien soy. Uno es lo que ha construido y caminado en su propias decisiones y las suposiciones se quedan en el fondo de alguna olla de la que salen pócimas para intuir lo que debería ser. Pero nunca es, ni será.

Y esto viene a cuento porque comparto con Ismael la manera que tiene de ver la Musica, que yo traduzco a mi manera de ver la Vida. Se comparten escenarios con personas que te hacen sentir vivo y en pie. Además, en los estudios de grabación, se comparten visiones casi telepáticas y eso a mi me pasa en los bares, o en cualquier sitio con mis amigos y amigas que un día decidieron toparse con mi vida, para cantar suave y sin prisa, pero acorde al ritmo del amor, la constancia y la coherencia.
Y no todo es perfecto, a veces se desentona, pero la orquesta se detiene para volver a tomar el ritmo, nadie se baja del escenario y todos se ayudan y se demuestran que todos los instrumentos son necesarios e insustituibles. La voz se afina de nuevo y con la misma sonrisa vuelve el espectáculo.

Cantar y Vivir hace que te encuentres con otros y otras que tambien construyen la Banda Sonora de su existencia y se comparten ritmos y hasta lágrimas si con ello tenemos más musica.

Y en el Público, Wendy me mira y me invita a salir fuera del escenario...yo hago como si no la he visto, miro al suelo, sonrió y vuelvo a tomar el ritmo que había perdido. Si alguien sabe tocar algún instrumento que suba al escenario y si no sabe, que suba de igual manera. Si nadie sube es porque nada tiene que ofrecer. No puedo dejar de Sentir que siempre merece la pena mirar a mi instrumento y darme cuenta de que es una Mujer. Esa que siempre se esconde en el mismo instante en el que estaba a punto de tomar los versos necesarios para que se enrolara en mi cintura. Cuando los encuentro, ella no está.

Pero que a nadie le quepa la menor duda, la encontraré.