Como si estallasen las vértebras del Invierno
y sus puñales de frío se clavaran en tus manos.
Esas que casi tiemblan para abrir tu puerta,
las mismas que se enredan con las mias
para resguardarse de un miedo que muere con risas.
Cuando ya no hay frio ni luz de Luna,
sólo es tu voz la que me abriga a oscuras.
Preguntas, ries y callas,
mientras intento encontrar la puerta
por donde salen tus palabras.
Y vislumbro con total claridad, con mi memoria,
tu sonrisa que por el sueño se apaga.
Fueron letales mis caricias en tu espalda
y tambien lo fue para mí,
tu respiración acompasada.
Esa banda sonora caliente
que nunca me avisó de mi suerte,
que entraba por mi sueño
para quedarse en mi pecho,
que alimentaba la noche
mientras moría el tiempo.
Una Mariposa vino a despertarte
y se alojó en tu pecho para recordarte
que eres la única que anestesia mis esquemas,
porque arden en la hoguera de tus caderas.
Siempre hay una oferta que no puedes rechazar
y cualquier oportuno abrazo
para refugiarme del frio de tu portal.
Nunca es tarde para avisarte de mis miedos,
susurrarte caminos o recordar a los amigos.
No puedo comprarte un Reino
porque tú eres el mio.
Mariposa, ¿Duermes esta noche conmigo?
y sus puñales de frío se clavaran en tus manos.
Esas que casi tiemblan para abrir tu puerta,
las mismas que se enredan con las mias
para resguardarse de un miedo que muere con risas.
Cuando ya no hay frio ni luz de Luna,
sólo es tu voz la que me abriga a oscuras.
Preguntas, ries y callas,
mientras intento encontrar la puerta
por donde salen tus palabras.
Y vislumbro con total claridad, con mi memoria,
tu sonrisa que por el sueño se apaga.
Fueron letales mis caricias en tu espalda
y tambien lo fue para mí,
tu respiración acompasada.
Esa banda sonora caliente
que nunca me avisó de mi suerte,
que entraba por mi sueño
para quedarse en mi pecho,
que alimentaba la noche
mientras moría el tiempo.
Una Mariposa vino a despertarte
y se alojó en tu pecho para recordarte
que eres la única que anestesia mis esquemas,
porque arden en la hoguera de tus caderas.
Siempre hay una oferta que no puedes rechazar
y cualquier oportuno abrazo
para refugiarme del frio de tu portal.
Nunca es tarde para avisarte de mis miedos,
susurrarte caminos o recordar a los amigos.
No puedo comprarte un Reino
porque tú eres el mio.
Mariposa, ¿Duermes esta noche conmigo?